[Lac] jesuitas, america latina, neoliberalismo, y tics

Diego Saravia dsa at unsa.edu.ar
Wed Dec 22 11:31:09 GMT 2004


>Carta de los Provinciales Latinoamericanos de la Compañía de Jesús

>El NEOLIBERALISMO en AMÉRICA LATINA

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>Queridos Compañeros:

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>1. Nosotros, Superiores Provinciales de la Compañía de Jesús en América
Latina y el Caribe, siguiendo el llamado de la Congregación General 34 a
profundizar nuestra misión fe-justicia, queremos compartir con todos los que
participan de la misión apostólica de la Compañía de Jesús en el continente y
todas aquellas personas preocupadas y comprometidas con la suerte de nuestro
pueblo, especialmente los más pobres, algunas reflexiones sobre el llamado
neoliberalismo en nuestros países. Nos resistimos a aceptar tranquilamente que
las medidas económicas aplicadas en los últimos años en todos los países
latinoamericanos y el Caribe, sean la única manera posible de orientar la
economía y que el empobrecimiento de millones de latinoamericanos sea un costo
irremediable de un futuro crecimiento. Detrás de estas medidas económicas
existe una estrategia política, subyace una concepciónde la persona humana y
una cultura que es necesario discernir desde nuestras propios modelos de la soci!

>  edad a la que aspiramos y por la cual trabajamos, al lado de tantos hombres
y mujeres movidos por la esperanza de vivir y dejar a las futuras generaciones
una sociedad más justa y humana.

>

>2. Las consideraciones presentadas no pretenden ser el análisis científico de
un asunto complejo que requiere investigación desde muchas disciplinas. Son
solamente reflexiones que encontramos pertinentes sobre las consecuencias y
criterios del neoliberalismo; y características de la sociedad que anhelamos.
Nuestra preocupación principal, al compartir estas reflexiones, es de orden
ético y religioso. Los comportamientos económicos y políticos a los que nos
referimos reflejan en el ámbito de lo público los límites y contravalores de
una cultura fundada en una concepción de la persona y la sociedad humana ajena
al ideal cristiano.

> 

>

>3. En el umbral del siglo XXI las comunicaciones nos unen estrechamente, la
tecnología nos da nuevas posibilidades de conocimiento y creatividad, y los
mercados penetran todos los espacios sociales. En contraste con la década
pasada, la economía de la mayoría de nuestros países ha vuelto a crecer.

>

>4. Este auge material, que podría abrir esperanzas para todos, deja sin
embargo a multitudes en la pobreza, sin posibilidad de participar en la
construcción del destino común, amenaza la identidad cultural, y destruye los
recursos naturales. Calculamos que en Latinoamérica y el Caribe por lo menos
180 millones de personas viven en la pobreza y 80 millones sobreviven en la
miseria.

>

>5. Las dinámicas económicas que producen estos efectos perversos tienden a
transformarse en ideologías y a absolutizar ciertos conceptos: el mercado, por
ejemplo, de un instrumento útil y hasta necesario para elevar y mejorar la
oferta y reducir los precios, pasa a ser el medio, el método y el fin que
gobierna las relaciones de los seres humanos.

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>6. Para lograrlo, se generalizan en el Continente las medidas conocidas como
neoliberales.

>

>* Ellas ponen el crecimiento económico -- y no la plenitud de todos los
hombres y mujeres en armonía con la creación -- como razón de ser de la economía.

>* Restringen la intervención del Estado hasta despojarlo de responsabilidades
por los bienes mínimos que se merece todo ciudadano por ser persona.

>* Eliminan los programas generales de creación de oportunidades para todos y
los sustituyen por apoyos ocasionales a grupos focalizados.

>* Privatizan empresas con el criterio de que en todos los casos el Estado es
mal administrador.

>* Abren sin restricciones las fronteras a mercancías, capitales y flujos
financieros y dejan sin suficiente protección a los productores más pequeños y
débiles.

>* Hacen silencio sobre el problema de la deuda externa cuyo pago obliga a
recortar drásticamente la inversión social.

>* Subordinan la complejidad de la hacienda pública al ajuste de las variables
macroeconómicas: presupuesto fiscal equilibrado, reducción de la inflación y
balanza de pagos estable; como si de allí se siguiera todo bien común y no se
generaran nuevos problemas para la población que tienen que ser atendidos
simultáneamente.

>* Insisten en que estos ajustes producirán un crecimiento que, cuando sea
voluminoso, elevará los niveles de ingreso y resolverá por rebalse la
situación de los desfavorecidos.

>* Para incentivar la inversión privada, eliminan los obstáculos que podrían
imponer las legislaciones que protegen a los obreros.

>* Liberan a grupos poderosos de impuestos y de las obligaciones con el medio
ambiente, y los protegen para acelerar el proceso de industrialización, y así
provocan una concentración todavía mayor de la riqueza y el poder económico.

>* Ponen la actividad política al servicio de esta política económica, con lo
que caen en la paradoja de quitar todas las trabas al libre ejercicio del
mercado, y al mismo tiempo controles políticos y sociales, por ejemplo a la
libre contratación de mano de obra, para garantizar la hegemonía del mercado
libre.

>*

> 

>

>7. Debemos reconocer que estas medidas de ajuste han tenido también aportes
positivos. Cabe señalar la contribución de los mecanismos de mercado para
elevar la oferta de bienes de mejor calidad y precios. La reducción de la
inflación en todo el continente. El quitar a los Gobiernos tareas que no les
competen para darles oportunidad de dedicarse, si quieren, al bien común. La
conciencia generalizada de austeridad fiscal que utiliza mejor los recursos
públicos. Y el avance de las relaciones comerciales entre nuestras naciones.

>

>8. Pero estos elementos están lejos de compensar los inmensos desequilibrios
y perturbaciones que causa el neoliberalismo en términos de concentración de
los ingresos, la riqueza y la propiedad de la tierra; multiplicación de masas
urbanas sin trabajo o que subsisten en empleos inestables y poco productivos;
quiebras de miles de pequeñas y medianas empresas; destrucción y
desplazamiento forzado de poblaciones indígenas y campesinas; expansión del
narcotráfico basado en sectores rurales cuyos productos tradicionales quedan
fuera de competencia; desaparición de la seguridad alimentaria; aumento de la
criminalidad provocada no pocas veces por el hambre; desestabilización de las
economías nacionales por los flujos libres de la especulación internacional;
desajustes en comunidades locales por proyectos de empresas multinacionales
que prescinden de los pobladores.

>

>9. En consecuencia, al lado de un crecimiento económico moderado, aumenta en
casi todos nuestros países el malestar social que se expresa en protestas
ciudadanas y huelgas. Vuelve a tomar fuerza en algunos lugares la lucha
armada, que nada soluciona. Aumenta el rechazo a la orientación económica
general que, lejos de mejorar el bien común, profundiza las causas
tradicionales del descontento popular: la desigualdad, la miseria y la corrupción.

> 

>

>10. Detrás de la racionalidad económica que suele llamarse neoliberal hay una
concepción del ser humano que delimita la grandeza del hombre y la mujer a la
capacidad de generar ingresos monetarios. Exacerba el individualismo y la
carrera por ganar y poseer, y lleva fácilmente a atentar contra la integridad
de la creación. En muchos casos desata la codicia, la corrupción y la
violencia. Y, al generalizase en los grupos sociales, destruye radicalmente la
comunidad.

>

>11. Se impone así un orden de valores donde priva la libertad individual para
acceder al consumo de satisfacciones y placeres; que legitima, entre otras
cosas, la droga y el erotismo sin restricciones. Una libertad que rechaza
cualquier interferencia del Estado en la iniciativa privada, se opone a planes
sociales, desconoce la virtud de la solidaridad y sólo acepta las leyes del
mercado.

>

>12. Por el proceso de globalización de la economía, esta manera de comprender
al hombre y la mujer penetra nuestros países con contenidos simbólicos de gran
capacidad de seducción. Gracias al dominio sobre los medios de comunicación de
masas, rompen las raíces de identidad de culturas locales que no tienen poder
para comunicar su mensaje.

>

>13. Comúnmente los dirigentes de nuestras sociedades, articulados a estos
movimientos de globalización y embebidos en la aceptación indiscriminada de
las razones del mercado, viven como extranjeros en sus propios países. Sin
dialogar con el pueblo, lo consideran obstáculo y peligro para sus intereses,
y no como hermano, compañero o socio.

>

>14. De manera más general, esta concepción considera normal que nazcan y
mueran en la miseria millones de hombres y mujeres del continente incapaces de
generar ingresos para comprar una calidad de vida más humana. Por eso los
gobiernos y las sociedades no experimentan el escándalo frente al hambre y la
incertidumbre de multitudes desesperanzadas y perplejas ante los excesos de
los que usan, sin pensar en los demás, los recursos de la sociedad y de la
naturaleza.

> 

>

>15. Gracias a Dios, hay iniciativas de transformación que insinúan el
surgimiento de un mundo nuevo desde diversos grupos culturales, etnias,
generaciones, género y sectores sociales.

>

>16. Animados por estos esfuerzos queremos ayudar a construir una realidad más
cercana al Reino de justicia, solidaridad y fraternidad del Evangelio; donde
la vida con dignidad sea posible para todos los hombres y mujeres.

>

>17. Una sociedad donde toda persona pueda acceder a los bienes y servicios
que se merece por haber sido llamada a compartir este camino común hacia Dios.
No reclamamos la sociedad de bienestar, de las satisfacciones materiales
ilimitadas, sino una sociedad justa, donde nadie quede excluido del trabajo y
del acceso a bienes fundamentales para la realización personal como la
educación, la nutrición, la salud, el hogar y la seguridad.

>

>18. Queremos una sociedad donde todos y todas podamos vivir en familia y
mirar al futuro con ilusión, compartir la naturaleza y legar sus maravillas a
las generaciones que nos sucederán.

>

>19. Una sociedad atenta a las tradiciones culturales que dieron identidad a
los pueblos indígenas; a los pobladores que llegaron de otra parte, a lo
afroamericanos y mestizos.

>

>20. Una sociedad sensible a los débiles, a los marginados, a quienes han
sufrido los impactos de procesos socioeconómicos que no ponen al ser humano en
el primer lugar. Una sociedad democrática, construida participativamente,
donde la actividad política sea la opción de los que quieren entregarse al
servicio de los intereses generales que importan a todos.

>

>21. Somos conscientes de que alcanzar este tipo de sociedad tiene un precio
elevado, por los cambios de actitudes, hábitos y valoraciones que exige. Nos
reta a hacer nuestros aquellos elementos positivos de la modernidad, como el
trabajo, la organización, la eficiencia, sin los cuales no podemos construir
esa sociedad que soñamos. Queremos finalmente contribuir a la construcción de
una comunidad latinoamericana entre nuestros pueblos.

> 

>

>22. Tenemos delante una tarea enorme para realizar en distintos campos:

>

>* Emprender al lado de muchos otros, a partir de nuestras universidades y
centros de estudio, investigación y promoción, un esfuerzo intelectual de gran
envergadura en ciencias sociales, teología y filosofía, para conocer el
neoliberalismo, explicar su racionalidad profunda y sus efectos sobre el ser
humano y la naturaleza.

>* Sopesar en el discernimiento las líneas de acción que se sigan del
análisis, y tomar las opciones pertinentes.

>

>23. Este conocimiento y estas decisiones deben llevarnos a:

>

>* Acompañar el camino de las víctimas, desde comunidades de solidaridad. Para
proteger los derechos de los excluidos, y emprender con ellos, en el diálogo
con los sectores que controlan las decisiones, la construcción de la más
inclusiva o incluyente de las sociedades posibles.

>* Fortalecer las tradiciones culturales y espirituales de nuestros pueblos
para que se sitúen, desde su propia identidad, en el espacio de las relaciones
globalizadas sin menoscabo de su riqueza simbólica y su espíritu comunitario.

>* Incorporar en el trabajo educativo, que hacemos con muchos otros, el orden
de valores necesario para formar personas capaces de preservar la primacía del
ser humano en el mundo que compartimos.

>* Y dar a los alumnos la preparación requerida para entender y trabajar en la
transformación de esta realidad.

>* Resistir particularmente a la sociedad de consumo y su ideología de la
felicidad basada en la compra sin límite de satisfacciones materiales.

>* Comunicar por todos los medios los resultados del análisis sobre el
neoliberalismo, los valores que deben ser preservados y promovidos y las
alternativas posibles.

>* Proponer soluciones viables en los espacios donde se toman las decisiones
globales y macroeconómicas.

>

>24. Trabajaremos por fortalecer el valor de la gratuidad, en un mundo donde
todo se exige por un precio; por estimular el sentido de la vida sobria y la
belleza simple; por favorecer el silencio interior y la búsqueda espiritual y
por vigorizar la libertad responsable que incorpora decididamente la práctica
de la solidaridad, desde la espiritualidad de san Ignacio de Loyola
comprometida en la transformación del corazón humano.

>

>25. Para hacer creíble nuestro empeño, y para mostrar nuestra solidaridad con
los excluidos del continente y evidenciar nuestra distancia del consumismo,
procuraremos no solamente la austeridad personal, sino también que nuestras
obras e instituciones eviten todo tipo de ostentación y empleen medios
coherentes con nuestra pobreza. En su política de inversiones y de consumo no
deberán apoyar a empresas que notoriamente infrinjan los derechos humanos y
vulneren la ecología. Queremos así reafirmar la opción radical de fe que nos
llevó a responder el llamado de Dios en el seguimiento de Jesús en pobreza,
para ser más eficaces y libres en la búsqueda de la justicia.

>

>26. Buscaremos con muchos otros una comunidad nacional y latinoamericana
solidaria, donde la ciencia, la tecnología y los mercados estén al servicio de
todas las personas de nuestros pueblos. Donde el compromiso con los pobres
ponga en evidencia que el trabajo por la plenitud todos los hombres y mujeres,
sin exclusiones, sea nuestra contribución, modesta y seria, a la mayor gloria
de Dios en la historia y en la creación.

> 

>

>Ciudad de México, 14 de noviembre de 1996

> 

>

>Ferdinand Azevedo (Brasil Septentrional); Carlos Cardó (Perú); José Adán
Cuadra (Centroamérica); Benjamín González Buelta (República Dominicana); Juan
Díaz Martínez (Chile); Mariano García Díaz (Paraguay); Ignacio García-Mata
(Argentina); José Adolfo González (Colombia); Mario López Barrio (México);
Jorge Machín (Cuba); Allan Mendoza (Ecuador); Emilio M. Moreira (Bahia);
Fernando Picó (Puerto Rico); Armando Raffo (Uruguay); Marcos Recolons
(Bolivia); João Claudio Rhoden (Brasil Meridonal); Francisco Ivern Simó
(Brasil Central); Arturo Sosa A. (Venezuela).
Diego Saravia
dsa at unsa.edu.ar




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